Hoy, 5 de octubre se celebra el Día mundial de los docentes, en esta ocasión, bajo el lema “Enseñar en libertad, empoderar a los docentes”.

Desde la Fundación Educatio Servanda queremos aprovechar la oportunidad que nos brinda este día para expresar públicamente nuestro más sincero reconocimiento a quienes, durante todo el año, hacen de su profesión una admirable vocación de servicio al otro, dan testimonio de vida y se erigen, en palabras del Papa Francisco, en “artesanos de humanidad y constructores de paz”.

Desde su nacimiento hace diez años, Educatio Servanda -respondiendo a la emergencia educativa anunciada por Benedicto XVI-  abogó por revitalizar la figura del educador, al objeto de otorgarle la importancia que ha de corresponderle en cualquier sociedad avanzada que persiga edificar un mundo más próspero, más justo y más libre.

A día de hoy, con siete colegios Juan Pablo II y tres Centros de Estudios Superiores de Formación Profesional, la emergencia educativa sigue siendo una prioridad en la hoja de ruta de la Fundación. Sus casi cuatrocientos docentes, -todos ellos vocacionales, comprometidos y cualificados- en el ejercicio de su profesión, colaboran y complementan la misión de la familia en la formación integral de las nuevas generaciones.

De los frutos de su trabajo nos habla la extraordinaria valoración que les dan las familias de nuestros 3.600 alumnos en todas y cada una de las encuestas de satisfacción externas que se llevan a cabo en cada centro periódicamente. Los maestros y profesores reciben, sin excepción, calificaciones sobresalientes.

Es por ello que, en un día como el hoy, no podemos olvidar a quien con su luz vital ilumina a los educadores de todas nuestras obras durante los otros 364 días restantes del año. Nos referimos, claro está, a nuestro amado patrón, Juan Pablo II. Él nos dio las pautas que ha de seguir todo buen educador:

“El amor apasionado por la verdad –advertía el Santo Padre- debe animar la tarea educativa más allá de meras concepciones cientistas o laicistas. Debe llevar a enseñar cómo discernir lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo moral de lo inmoral, lo que eleva a la persona y lo que la manipula”.

Vaya desde aquí nuestra felicitación a todos los docentes que, mediante el ejercicio responsable de la libertad, trabajan con denuedo en la transmisión y búsqueda de la Verdad.